ANOTACIONES
PARA EL 4 DE JUNIO, 2013
Ensayo: “Un extremadamente breve comentario sobre nuestro lema en MAMBA de: ‘Atrévete
a ser quién eres’.”
Hay seis preguntas fundamentales en
la vida, a decir: ¿Qué soy? ¿Qué debo
ser? ¿Cómo me transformo? ¿Dónde estoy? ¿Dónde debo estar? ¿Cómo llego? Cuando
se profundiza en la esencia de cualquier religión, doctrina espiritual, o filosofía
existencial, vamos a ver intentos de argumentar, de una forma u otra, sobre
estas cuestiones de naturaleza transcendental. En la medida en la que un corpus
de enseñanza es capaz de responder satisfactoriamente a estas preguntas se
puede decir que exitosamente ha contribuido a la sabiduría fundamental de su
adherente.
Las
primeras tres son preguntas de esencia,
de naturaleza. En parte responden a
ese imperativo categórico tallado sobre la entrada del templo de Apolo, ‘Gnothi Seauton’ – ‘Conócete’. ‘Conócete’
se convierte así en el directivo fundamental, implícita o explícitamente,
directa o indirectamente que ha guidado la tradición filosófica occidental
desde sus inicios en la antigua Grecia.
¿Qué
querrían decir los antiguos griegos por ‘conócete’?
¿Se referían a cuestiones mundanas, superficiales, menudas e insignificantes como
por ejemplo: cuál es mi color, perfume, bebida o comida favorita? ¿O qué tal saber cuál es mi programa de televisión,
canción, o calzado preferido? ¿O qué tal saber si me gustan las rubias o las morenas,
las altas y delgaditas, o las chaparritas y voluptuosas? No lo creo. ‘Conócete’ responde a algo mucho más profundo,
mucho más elemental, que comienza con una pregunta de carácter ontológico (de la naturaleza del ‘ser’
de un objeto, idea o fenómeno) para proceder con la cuestión de la identidad. No podemos responder a la pregunta
‘¿quién soy?’ (el tema de la identidad),
sin antes lidiar apropiadamente con la pregunta ‘¿qué soy?’ (el tema de la naturaleza esencial del ‘ser’). Es decir,
el proceso hacia la respuesta a ‘conócete’
comienza primero y sobre todo con saber qué
tipo de ser eres; es decir, tenemos que comenzar con la respuesta a la pregunta
‘¿qué soy?, para después proceder con
‘¿quién soy?’.
¿Por
qué distinguir entre ‘¿qué soy?’ y ‘¿quién soy?’? ¿Por qué tenemos que
responder al ‘¿qué soy?’ antes de
poder progresar al ‘¿quién soy?’? La
respuesta a esa pregunta es tan simple como lo es de complicada la realidad que
implica. Consideren lo siguiente: ¿Somos, los seres humanos, seres resultantes
de un proceso sobrenatural o divino, o simplemente resultado de un proceso
natural y evolutivo – al igual que una mosca, un molusco, un mono, o un moral? ¿Somos
seres engendrados, que nacen y mueren y no dejan mayor rastro que el de sus
actos, cómo enseñan algunas tradiciones del budismo con su doctrina de anatman, o por lo contrario estamos
provistos con un alma inmortal que trasciende la muerte del cuerpo físico? Y en
el caso de creer en la existencia del alma, ¿en cuántas creemos? ¿En una sola como lo afirman las religiones
occidentales y el hinduismo, por ejemplo; o en varias como creían los antiguos egipcios, entre otros? ¿Cuál es
nuestra relación con el cosmos? ¿Regida por un dios todopoderoso, por poderes esotéricos
de causa-y-efecto moral (estilo karma),
o simplemente por las interacciones materiales, algunas aleatorias, otras determinísticas,
otras caóticas? Las respuestas a estas preguntas de hecho crean diferentes seres de los seres humanos. No es lo
mismo ser un ‘ser’ producto de una evolución, a ser un ‘ser’ resultado de una creación
divina; no es lo mismo vivir una sola vida y estar sometido a un juicio moral al
final de ella, o vivir innumerables vidas hasta que quemes tus créditos de karma, logres la iluminación, y dejes de
existir definitivamente y para siempre al diluirte en el ‘todo’ universal.
La
respuesta a la pregunta ‘¿qué soy?’ es
fuertemente debatida entre los ateos científicos y los creyentes religiosos,
por ejemplo; pero es una pregunta con la cual cada individuo tiene que lidiar
de forma satisfactoria antes de
comenzar a responder a preguntas sobre ‘¿quién
soy?’, de igual manera que uno tiene que poner los cimientos y las paredes
de una casa antes de construir el tejado. Los resultados a la pregunta ‘¿qué soy?’ crean ‘realidades del ser’ radicalmente
diferentes, tanto así que es imposible proceder al ‘¿quién soy?’ sin antes dejar sentado una respuesta satisfactoria –
y lógica y racional – a la anterior.
Todas
estas son cuestiones que hay que tener en cuenta, y que MAMBA enseña a tener en
cuenta, antes de poder llegar al punto de ‘atreverse
a ser quién es uno’; es decir, antes de ‘atreverte a ser quién eres’, tienes que haber resuelto primero el
problema de qué eres. Nunca, de ninguna forma, y jamás ‘atrévete a ser quién eres’ se refiere a
una excusa para ser otro negativista desafiante, berrinchudo, ignorante,
caprichoso, e indisciplinado más, sino todo lo contrario: ‘atrévete a ser quién eres’ responde al más alto grado de
auto-disciplina, de auto-conocimiento, y de autorrealización imaginables;
nunca, de ninguna forma, y jamás ‘atrévete
a ser quién eres’ se refiere a una excusa típica del ‘así soy’ que es el resultado de la apatía, de la ignorancia, y de la
soberbia, que tanto domina en nuestra cultura y sociedad, de aquél que se niega
a someterse a cualquier disciplina que requiera autocritica y corrección.
He Dicho. Así Es. Y Así Será.