LA BITÁCORA DE SHODAI: El TAO DEL SENNIN DE MAMBA-RYU Volumen 4 “Los Dragones Guardianes”

Los dragones guardianes de nuestra sociedad

“Es durante las grandes crisis cuando los hombres demuestran su verdadero metal. Muchos, demasiados, ante las primeras amenazas de tormenta se desentienden del mundo y se escabullen como viles alimañas a la oscuridad de sus madrigueras y escondrijos. Otros, los legionarios del cambio, esperan atentos al llamado de generales y profetas que los guíen e inspiren en la misión redentora. Y aún otros, enfrentados con la tempestad que amenaza nuestra destrucción, impulsados por el fuego de una gran pasión por la rectitud y el amor al prójimo, extienden sus alas contra el vendaval y se comprometen, hasta con su último aliento, a nuestra protección. Éstos han sido, y siempre serán, los dragones guardianes de nuestra sociedad.”



Shodai J. Alejandro Overton-Guerra

martes, 4 de junio de 2013

ANOTACIONES PARA EL 4 DE JUNIO, 2013




ANOTACIONES PARA EL 4 DE JUNIO, 2013



Ensayo: “Un extremadamente breve comentario sobre nuestro lema en MAMBA de: Atrévete a ser quién eres’.”

Hay seis preguntas fundamentales en la vida, a decir: ¿Qué soy? ¿Qué debo ser? ¿Cómo me transformo? ¿Dónde estoy? ¿Dónde debo estar? ¿Cómo llego? Cuando se profundiza en la esencia de cualquier religión, doctrina espiritual, o filosofía existencial, vamos a ver intentos de argumentar, de una forma u otra, sobre estas cuestiones de naturaleza transcendental. En la medida en la que un corpus de enseñanza es capaz de responder satisfactoriamente a estas preguntas se puede decir que exitosamente ha contribuido a la sabiduría fundamental de su adherente.

                Las primeras tres son preguntas de esencia, de naturaleza. En parte responden a ese imperativo categórico tallado sobre la entrada del templo de Apolo, ‘Gnothi Seauton’ – ‘Conócete’. ‘Conócete’ se convierte así en el directivo fundamental, implícita o explícitamente, directa o indirectamente que ha guidado la tradición filosófica occidental desde sus inicios en la antigua Grecia.

                ¿Qué querrían decir los antiguos griegos por ‘conócete’? ¿Se referían a cuestiones mundanas, superficiales, menudas e insignificantes como por ejemplo: cuál es mi color, perfume, bebida o comida favorita?  ¿O qué tal saber cuál es mi programa de televisión, canción, o calzado preferido? ¿O qué tal saber si me gustan las rubias o las morenas, las altas y delgaditas, o las chaparritas y voluptuosas? No lo creo. ‘Conócete’ responde a algo mucho más profundo, mucho más elemental, que comienza con una pregunta de carácter ontológico (de la naturaleza del ‘ser’ de un objeto, idea o fenómeno) para proceder con la cuestión de la identidad. No podemos responder a la pregunta ‘¿quién soy?’ (el tema de la identidad), sin antes lidiar apropiadamente con la pregunta ‘¿qué soy?’ (el tema de la naturaleza esencial del ‘ser’). Es decir, el proceso hacia la respuesta a ‘conócete’ comienza primero y sobre todo con saber qué tipo de ser eres; es decir, tenemos que comenzar con la respuesta a la pregunta ‘¿qué soy?, para después proceder con ‘¿quién soy?’.

                ¿Por qué distinguir entre ‘¿qué soy?’ y ‘¿quién soy?’? ¿Por qué tenemos que responder al ‘¿qué soy?’ antes de poder progresar al ‘¿quién soy?’? La respuesta a esa pregunta es tan simple como lo es de complicada la realidad que implica. Consideren lo siguiente: ¿Somos, los seres humanos, seres resultantes de un proceso sobrenatural o divino, o simplemente resultado de un proceso natural y evolutivo – al igual que una mosca, un molusco, un mono, o un moral? ¿Somos seres engendrados, que nacen y mueren y no dejan mayor rastro que el de sus actos, cómo enseñan algunas tradiciones del budismo con su doctrina de anatman, o por lo contrario estamos provistos con un alma inmortal que trasciende la muerte del cuerpo físico? Y en el caso de creer en la existencia del alma, ¿en cuántas creemos? ¿En una sola como lo afirman las religiones occidentales y el hinduismo, por ejemplo; o en varias como creían los antiguos egipcios, entre otros? ¿Cuál es nuestra relación con el cosmos? ¿Regida por un dios todopoderoso, por poderes esotéricos de causa-y-efecto moral (estilo karma), o simplemente por las interacciones materiales, algunas aleatorias, otras determinísticas, otras caóticas? Las respuestas a estas preguntas de hecho crean diferentes seres de los seres humanos. No es lo mismo ser un ‘ser’ producto de una evolución, a ser un ‘ser’ resultado de una creación divina; no es lo mismo vivir una sola vida y estar sometido a un juicio moral al final de ella, o vivir innumerables vidas hasta que quemes tus créditos de karma, logres la iluminación, y dejes de existir definitivamente y para siempre al diluirte en el ‘todo’ universal.

                La respuesta a la pregunta ‘¿qué soy?’ es fuertemente debatida entre los ateos científicos y los creyentes religiosos, por ejemplo; pero es una pregunta con la cual cada individuo tiene que lidiar de forma satisfactoria antes de comenzar a responder a preguntas sobre ‘¿quién soy?’, de igual manera que uno tiene que poner los cimientos y las paredes de una casa antes de construir el tejado. Los resultados a la pregunta ‘¿qué soy?’ crean ‘realidades del ser’ radicalmente diferentes, tanto así que es imposible proceder al ‘¿quién soy?’ sin antes dejar sentado una respuesta satisfactoria – y lógica y racional – a la anterior.

                Todas estas son cuestiones que hay que tener en cuenta, y que MAMBA enseña a tener en cuenta, antes de poder llegar al punto de ‘atreverse a ser quién es uno’; es decir, antes de ‘atreverte a ser quién eres’, tienes que haber resuelto primero el problema de qué eres.  Nunca, de ninguna forma, y jamás ‘atrévete a ser quién eres’ se refiere a una excusa para ser otro negativista desafiante, berrinchudo, ignorante, caprichoso, e indisciplinado más, sino todo lo contrario: ‘atrévete a ser quién eres’ responde al más alto grado de auto-disciplina, de auto-conocimiento, y de autorrealización imaginables; nunca, de ninguna forma, y jamás ‘atrévete a ser quién eres’ se refiere a una excusa típica del ‘así soy’ que es el resultado de la apatía, de la ignorancia, y de la soberbia, que tanto domina en nuestra cultura y sociedad, de aquél que se niega a someterse a cualquier disciplina que requiera autocritica y corrección.

He Dicho. Así Es. Y Así Será.