ANOTACIONES PARA EL 21
DE SEPTIEMBRE, 2012
4.
En los deportes hay entrenadores para todos los niveles. Hay entrenadores para
clubes recreativos donde los individuos van para buscar instrucción para
mejorar sus capacidades en un deporte que para ellos viene a ser un
entretenimiento pasajero, algo con lo cual ocupan su ocio. En la cima de esa
escala están los entrenadores profesionales para atletas de calibre
internacional – amateur o profesional, da lo mismo a ese nivel. Su dedicación
es total al igual que la del deportista; su meta, dentro de las limitaciones
genéticas de su atleta, es forjar el mejor competidor posible en mente, cuerpo
y espíritu. Si eso requiere aplastar el ego del deportista y reconstruirlo
desde cero, eso es precisamente lo que se hace: el fin determina los medios. ¿Por
qué lo sé? Porque he entrenado con, competido contra, y formado a competidores élite en varias modalidades de deportes
combativos – taekwondo, judo, karate, kick-boxing, boxeo amateur, lucha
olímpica, etc. Conozco – sé - lo que se requiere para ser lo
mejor de lo mejor a nivel internacional, y lo sé desde varios puntos de
vista – para algo gané tres años consecutivos el titulo de “Best Coach” de judo
en el Canadá, y asimismo fui ingresado al Salón de la Fama de las Artes
Marciales de los EE.UU. en calidad de “Maestro-Fundador” por MAMBA.
Para
la formación de MAMBA: Mastering
the Art of Mind-Body in Action, no solamente me basé en un
modelo de superación física, atlética, sino mental, intelectual, psicológica,
emocional y espiritual. Para su creación y desarrollo tuve que estudiar varias
carreras universitarias y certificaciones profesionales como la de
hipnoterapeuta, profesor de religiones del mundo, psicología de la religión,
neurociencias cognitivas (estudios de como el cerebro genera la mente), de
historia, psicología clínica y de la salud, terapia familiar, literatura,
política, economía, relaciones internacionales, cultura y civilización mundial,
filosofía, etc., etc., cultivando cada una de esas disciplinas hasta un alto
nivel académico, creando incluso mis propios programas universitarios, como los
de psicología de la imaginación y psicología de las religiones del mundo. El
objetivo con MAMBA ya no se trataba simplemente de una superación física, sino
de superación integral y completa: mente, cuerpo y espíritu – lo que en MAMBA entendemos por “mente y cuerpo
en acción”.
Pero los principios para la
superación en cualquier disciplina son los mismos y cuando uno quiere ser lo
mejor de lo mejor solamente puede haber un principio que rija en su existencia:
el principio de la superación constante. Para lograrlo primero hay que tener un
objetivo, una meta, un ideal. Después
hay que tener un sentido objetivo de la posición presente: cuales son mis
fuerzas y cuales son mis debilidades.
El éxito para un atleta a nivel internacional
es mucho menos cuestión de genética de lo que se piensa, y mucho más mental,
psicológico, de lo que se cree. Esto lo confirmaría cualquier profesional que
haya tenido el privilegio de operar a ese nivel. Solamente los atletas interesados,
comprometidos a someterse a los rigores de una programación psicológica son
capaces de someterse a la crítica necesaria para su superación. Esa crítica
tiene que ser completa y comprensiva en su alcance y profunda en su enfoque, y tiene
que abarcar tanto su técnica, su estilo
de vida, su dieta, sus patrones de pensamiento, sus esquemas conductuales, incluso
la naturaleza de sus relaciones íntimas. Eso es lo que se precisa para llegar a
volar a esas alturas. El sacrificio tiene que ser completo, la entrega tiene
que ser total y esa “totalidad” comienza con una honestidad brutal en cuanto a
sus defectos y virtudes teniendo en cuenta la realidad de lo siguiente: la
cadena es tan fuerte como el eslabón más débil, o sea, perdemos mucho más gracias a
nuestros defectos de lo que conseguimos vencer gracias a nuestras virtudes.
Hay que conocer, reconocer, y superar nuestros defectos si vamos a ser
exitosos tanto en la cancha, en el ring, como en la vida.
La cultura hispana tiene muchas
virtudes, pero lo que es evidente es que esas virtudes no han sido suficientes
para sonsacarnos del hoyo en el que vivimos a diario: la corrupción cultural;
la impunidad legislativa; la inseguridad familiar, social, política; etc. A muchos
no les gusta que le señalen sus defectos – ni a nivel personal ni a nivel
sociocultural. Entre sus más grandes defectos el hispano, universalmente, puede
contar con los siguientes: 1) detesta reconocer y aun más admitir sus defectos;
2) detesta reconocer y admitir que para superarse hace falta someterse a la
disciplina edificante, formadora de un superior; y 3) detesta reconocer, mucho
menos someterse al orden jerárquico necesario e imprescindible para ser
formado. “El espíritu es aquel
metal forjado entre el martillo de la voluntad, el yunque del tiempo, y el
fuego de la adversidad.” Y la mano que sostiene el martillo pertenece a la voluntad del Maestro a quien
el discípulo se ha sometido y se ha comprometido para la formación de su espíritu.
El gran problema del hispano
es que en esa soberbia que nace de su complejo de inferioridad, de su indefensión
aprendida, de su antipatía por la competitividad, de su síndrome de estrés-postraumático
– todos propios de una mentalidad colonizada – detesta someterse a los rigores
de una disciplina formativa que le forjarán para que alcance a supere su condición
mental y sociocultural y llegue a ser un Hombre libre. El hispano, voluntariamente
cegado y en gran parte a su vez inconsciente de su estado actual y real de
sometido; de colonizado y esclavo a sus defectos, pasiones, impulsos,
berrinches y auto-consentimientos, prefiere continuar en su presente condición
a someterse a los rigores de una disciplina que a la larga le liberará – sobre
todo de si mismo.
Algunos individuos,
presentados con la posibilidad de una formación, superan este implacable defecto
cultural, o al menos lo reconocen y batallan a diario contra él. Estos individuos
son los verdaderos legionarios del cambio
dispuestos al llamado de sus generales y profetas y comprometidos a la misión redentora. Los demás, esa masa de
negativistas desafiantes, soberbios, ignorantes y apáticos, son y seguirán siendo
las viles alimañas que ante la gran
crisis del vendaval que inevitablemente se avecina, se escabullirán a la oscuridad
de sus madrigueras y escondrijos, es decir, donde residen – acompañados de
su soberbia, ignorancia, y apatía – regularmente.
Con los resultados de los
análisis estadísticos realizados por el Boletín de Análisis Hispanista y el
Proyecto Dédalo, vamos a llevar al hispano a reconocer, quiéralo o no, cual es
la naturaleza y la profundidad de ese hoyo en el que se encuentra y que, en su
ignominia, llega a justificar como su “cultura”.
He Dicho. Así Es. Y Así Será.
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