LA BITÁCORA DE SHODAI: El TAO DEL SENNIN DE MAMBA-RYU Volumen 4 “Los Dragones Guardianes”

Los dragones guardianes de nuestra sociedad

“Es durante las grandes crisis cuando los hombres demuestran su verdadero metal. Muchos, demasiados, ante las primeras amenazas de tormenta se desentienden del mundo y se escabullen como viles alimañas a la oscuridad de sus madrigueras y escondrijos. Otros, los legionarios del cambio, esperan atentos al llamado de generales y profetas que los guíen e inspiren en la misión redentora. Y aún otros, enfrentados con la tempestad que amenaza nuestra destrucción, impulsados por el fuego de una gran pasión por la rectitud y el amor al prójimo, extienden sus alas contra el vendaval y se comprometen, hasta con su último aliento, a nuestra protección. Éstos han sido, y siempre serán, los dragones guardianes de nuestra sociedad.”



Shodai J. Alejandro Overton-Guerra

viernes, 10 de mayo de 2013

ANOTACIONES PARA EL 10 DE MAYO, 2013 2013 – 9. Ensayo breve: “La inherente hipocresía del ateo tolerante”.



ANOTACIONES PARA EL 10 DE MAYO, 2013

2013 – 9. Ensayo breve: “La inherente hipocresía del ateo tolerante”.

                Iré al grano. No tengo tiempo para andar por las ramas ni paciencia para decoro de guante blanco. El ser ‘ateo de consciencia’ – por así declararlo – no es solamente cuestión de estar convencido de la no-existencia de seres sobrenaturales – dioses, ángeles, demonios, espíritus, fantasma, hadas, buena suerte, mala suerte, karma, vida después de la muerte, reencarnación, seres supremos, fuerzas cósmicas, etc., etc., etc. – sino que también consiste en reconocer la irracionalidad y el daño, psicológico, social, cultural, ecológico, etc., que la cosmovisión mágico-ilusoria – aquella que permite y concede la existencia de cualquiera de los factores anteriormente enunciados – ocasiona para el ser humano.

                Tengamos algo muy en claro: TODA irracionalidad es nociva porque de por sí socava, subvierte, compromete el proceso de la justificación racional de la conducta, de los pensamientos, y de las emociones humanas, proceso indispensable para establecer los fundamentos de una armonía social. La irracionalidad es nociva sobre todo porque nos incita a no cuestionar las premisas de los argumentos que forman nuestros esquemas y paradigmas culturales y personales. El racismo, el anti-semitismo, la homofobia, la quema de brujas, la Inquisición, el Holocausto, etc., son todos fenómenos que se basan o basaron en creencias que los partícipes de esas perspectivas (o sea, los racistas, los anti-semitas, los homofóbicos, etc.) nunca cuestionaron y por lo tanto aceptaron (irracionalmente) – y siguen aceptando – como verdades. Por lo tanto, cualquier movimiento individual o colectivo humano que bloquee, socave, o sabotee el proceso de cuestionar, de investigar, de razonar, y de llevar ese proceso analizador a las creencias sociales y personales mismas, secuestra el raciocinio humano y lo pone al servicio de la parcialidad, del prejuicio, de la ignorancia, de la discriminación. Y la religiosidad, cualquier religiosidad, es nociva porque la religión es la institución que por antonomasia más justifica, más fomenta, y más se basa en la irracionalidad humana, puesto que exige indispensablemente del creyente que no cuestione sus creencias en sus denominados “artículos de fe”. La religiosidad precisamente venera aquellos que por su fe aceptan sin cuestionar aunque la evidencia contradiga su creencia, por lo tanto, si el ateo, siendo muy consciente de estas influencias deletéreas que la religión, la religiosidad, el obscurantismo, etc., han tenido histórica y actualmente en el mundo, continúa por conveniencia personal participando familiar o socialmente en los ritos, festividades, etc., propias de la religión entonces conspira a colaborar con un mal que reconoce como tal. De ahí que sea ambos cuestión de hipocresía y de inmoralidad. 

                Todo ateo, aunque no sea un gran erudito de la historia, sabe que la religión ha sido una de las causas predominantes de las guerras y de los crímenes contra la humanidad; todo ateo, aunque no sea filósofo o científico neurocognitivo, reconoce perfectamente la irracionalidad fundamental en los argumentos a favor de las creencias religiosas; todo ateo, aunque no sea profesor de ciencias políticas, economía o sociología, sabe que la religiosidad va mano en mano con la ignorancia y la falta de formación educacional, deficiencia que correlaciona con la pobreza de los países tercermundistas y de los sectores sociales más depravados del Primer Mundo – el denominado “Tercer Mundo en el Primer Mundo”.

                Entonces, mientras todo ser humano sabe que la irracionalidad – cualquier irracionalidad – está a la base de maldad, de la depravación, de la corrupción, de la perversión inherente en nuestra especie, solamente el ateo – aún sin ser culto, erudito, letrado – reconoce, aunque sea a un nivel intuitivo, la intrínseca relación entre la peligrosísima irracionalidad propia de nuestra especie y la religiosidad propia de las culturas más obscurantistas, más corruptas, más perversas, más depravadas. Por lo tanto, para el ateo participar o festejar regularmente, dar apoyo, o de otra forma conspirar para fomentar la religiosidad en su grupo social – familiar, amistoso, relación de pareja, negocio, equipo, etc. – no es sino un acto tanto de hipocresía como de inmoralidad; hipocresía porque por conveniencia social, para poder encajar, para evitar ser señalado, etc., es decir por beneficio propio, suprime su criterio analítico para compartir actividades que en su base sabe que son irracionales; inmoralidad porque en sí sabe que los esquemas que esas actividades refuerzan por un lado y por otro lado representan son socialmente nocivas.

                La religión, la religiosidad, la cosmovisión mágico-ilusoria en sí en todas sus formas, está a la raíz de la irracionalidad humana puesto que la justifica, la fomenta, la protege, la ensalza, la enaltece, la glorifica.  El que calla otorga” y “dime con quién andas y te diré quién eres” son dos proverbios que el ateo debería tener en cuenta en cuanto a sucumbir a las presiones y conveniencias de la religiosidad ajena.

He Dicho. Así Es. Y Así Será.

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